miércoles, 30 de abril de 2008

Desnudo en el Pretil

Si no… justamente el día más frío del mes tenía que pagar la apuesta del partido. Como supuse que así no me dejarían subir al autobús, agarré lo primero que tenía a mano… ¡Qué mala suerte para la bata de biología de mi hermana!

Ya frente al edificio, un enorme girasol me observaba como si me estuviera sonriendo de manera muy burlona. Creo que él sabía lo que se avecinaba.

Adiós bata, hola todo el mundo. Así como nací sólo que esta vez con un poco más de pelo caminé frente a la línea de personas que me veían con sorpresa.

¡Mae, vea que vacilón, ese compa anda chingo! –escuché por ahí.

Creo que hubiera sentido un poco más de vergüenza si la corriente de viento no hubiera estado tan helada.

Si mi amigo estaba presente o no para comprobar si cumplí mi apuesta, no lo supe, porque en menos de dos minutos escuché la esperada voz autoritaria.

− Muchachito, tápese un poco y me acompaña a la patrulla que esto no es un circo.

Creo que la chiflada que siguió a estas palabras debió de haberse escuchado allá por las piscinas. O tal vez no, siendo optimista diré que solamente una docena de personas se habrán dado cuenta.


Mauro Trigueros Jiménez

0 comentarios: